•sábado, diciembre 13, 2014
Todas mis máquinas de escribir son de segunda mano y tienen su propia historia.
En algúnos casos la familia que las heredó no sabía utilizarlas o prefirieron desprenderse de ellas por diversas causas: a veces para desocupar el espacio que ocupaban, otras para obtener un poco de dinero por un objeto que no utilizaban, y en ocasiones porque les producía dolor al recordarles a un familiar que ya no se encontraba entre los vivos.
Cuando compré está pequeña máquina de fabricación japonesa de marca Brother de Luxe 850 TR, su propietario, un hombre joven y bien parecido, se echó a llorar mientras me contaba que su padre la utilizaba a menudo y como su madre, también fallecida, le ayudaba a hacer los deberes cuando era pequeño.
Lejos de producirme rechazo, ese dolor vinculado a un objeto, me hace amarlo más y estar agradecida por recibirlo y tener el deseo de cuidarlo tanto como lo cuidaron sus anteriores propietarios.
En algúnos casos la familia que las heredó no sabía utilizarlas o prefirieron desprenderse de ellas por diversas causas: a veces para desocupar el espacio que ocupaban, otras para obtener un poco de dinero por un objeto que no utilizaban, y en ocasiones porque les producía dolor al recordarles a un familiar que ya no se encontraba entre los vivos.
Cuando compré está pequeña máquina de fabricación japonesa de marca Brother de Luxe 850 TR, su propietario, un hombre joven y bien parecido, se echó a llorar mientras me contaba que su padre la utilizaba a menudo y como su madre, también fallecida, le ayudaba a hacer los deberes cuando era pequeño.
Lejos de producirme rechazo, ese dolor vinculado a un objeto, me hace amarlo más y estar agradecida por recibirlo y tener el deseo de cuidarlo tanto como lo cuidaron sus anteriores propietarios.
1 comentarios:
Parece que esta máquina buscó a su nueva dueña dueña. Como si supiera que ella apreciaría todo lo que significaba para quien se desprendía de ella y aún más, la haría sentirse viva al sentir que sus dedos transmitírían nuevas emociones a través de sus teclas.
¿Serendipia?
Un fuerte y cálido abrazo, Marisol